23 de agosto de 2011

BATIBURRILOS DE VERANO. JMJ

Hola a todos. A algunos os pillo con depresión postvacacional y a otros disfrutando de este refrescante verano de 40º a la sombra. Creo que habrá que revisar la temperatura de 451ºF a la que supuestamente arden los libros, porque la semana pasada vi biblias quemándose.
Ya sabéis que me gustan estos temas, siempre polémicos, y el JMJ lo tiene todo para ser objeto de un análisis gandinguero.
En este caso no tengo claro lo que pienso, así que seguro que daré bandazos en mis opiniones, porque en este asunto se mezclan cosas positivas, como es reunir a un millón de jóvenes con ganas de pasarlo bien, en principio sin romper nada, a los que les une su fe, que es algo muy humano (unos tienen fe en Dios y otros en que no se acabe nunca la cerveza) y por otro está el asunto del Estado laico (independiente de cualquier organización o confesión religiosa) o aconfesional (que no pertenece o está adscrito a ninguna confesión religiosa) y la jerarquía eclesiástica, que nos chirría un poco (sobre todo a los ateos), porque entra en contradicción con algunos valores democráticos y sobre todo con la igualdad en el trato con respecto a otros colectivos.
En principio, establecer unas jornadas mundiales de la juventud, donde se reúnen jóvenes de todas partes del mundo, como ya he dicho antes, a los que les une su fe cristiana, una misma ideología y unos valores, en las que se promueven la solidaridad y el voluntariado, no parece que debieran despertar los sentimientos que hemos visto aflorar estos días. Si a esto le unimos la libertad que toda persona y colectivo tiene para expresar sus opiniones y su forma de entender la vida, pues menos se entienden ciertas actitudes. En algunos ocasiones se ha despreciado a los niños de la mochila (yo mismo los he maldecido varias veces) porque la imagen que se ha dado de ellos es la que tenemos en la memoria. Mozalbetes que tocaban la guitarra en catequesis (chavales feos, con gafas, sin amigos y con unas ideas un tanto extrañas sobre el sexo).
Nos gusta encasillar a la gente, según sus creencias religiosas o políticas o de cualquier otro tipo, como si todos los adeptos a algo lo fuesen en el mismo grado. Una cosa es el ideario y otra es lo que cada uno elige del mismo, además el ser humano está lleno de contradicciones y es muy complejo. Verlo de otra manera sería simplificar al individuo y privarle de su libertad de elección. El intolerante simplifica a los demás pero no a uno mismo. Entre los peregrinos, hay de todo, unos han robado en las tiendas de Sol, otros han hecho botellón y otros llevarían a “María” en la mochila. Incluso otros son partidarios del movimiento 15-M. No olvidemos, que una cosa es el discurso de la Iglesia y otra es como viven y como sienten sus fieles el mundo que les ha tocado vivir. No están en clausura.
Pero la gente no es intolerante porque sí, existe un guiso que lleva al fuego mucho tiempo, es un guiso de cocción lenta, como la fabada de la abuela y con unos ingredientes batiburrillerros.Voy a dar algunos de estos ingredientes y voy a intentar ser lo más objetivo posible:
Estado laico o aconfesional. En ningún momento aparece la palabra laico o aconfesional en la Constitución Española. El artículo 16.3 CE dice: “Ninguna confesión tendrá carácter estatal. Los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones”. Según este artículo se entiende que el Estado es aconfesional porque no pertenece o está adscrito a ninguna confesión religiosa pero no laico (independiente o libre de contaminación de cualquier confesión religiosa) porque exige cooperación y esta no existe sin contacto. Tampoco olvida, y por eso lo remarca, la importancia de la Iglesia Católica. Si algo caracteriza a nuestra CE (no sólo en este ámbito) es que cuando algo se remarca no es un despiste de los juristas sino que tiene una intencionalidad. Negar que el catolicismo, lo profesemos o no, ha tenido y tiene una gran influencia en nuestra cultura es ser un necio. Nuestras fiestas, en su gran mayoría tienen un componente religioso, nos seguimos casando por la iglesia, bautizando a nuestros hijos y no nos entierran sin las palabras de un sacerdote. La mayor parte de nuestro patrimonio histórico y cultural tiene que ver con la religión católica y hasta los postres que más nos gustan los inventaron unas monjitas de clausura,…... No podemos pensar que esa cooperación es solo de apoyo moral, tendrá que conllevar ayuda económica, digo yo, si no es que somos más necios de lo que pensaba.
Quiero dejar claro, a pesar de todo, que me parece, cuanto menos raro, este sesgo moral de la CE al dar más importancia a las creencias religiosas sobre cualquier otro tipo de creencias, precisamente por remarcarlas. Con hablar de la libertad individual, el libre desarrollo de la personalidad, el derecho de asociación, la libertad de expresión, etc, habría bastado y englobaría a la religión sin más. Pero está claro que la gran influencia tanto ideológica como política de la religión y en especial de la Católica, influyó en la redacción de la constitución. ¿Nos la colaron?, puede ser.
Discernir cuál es ese grado de cooperación es lo complicado. El artículo 14 CE dice: “Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social”.
¿Se está discriminando a los españoles que profesan otra religión?. En mi opinión sí. El hecho de que aparezca la casilla de la Iglesia Católica en la declaración de la renta así lo corrobora, o aparecen todas o no aparece ninguna. Mi opinión es que no aparezca ninguna y que la cooperación se realice en el ámbito de convenios “Iglesias”-Estado. Vuelvo a insistir, porque la CE lo dice así, no porque yo opine que deba ser así, que no lo creo.
Por otro lado están las deducciones fiscales por donaciones a la Iglesia Católica y a las otras iglesias, pero no son las únicas instituciones con las que te puedes desgravar, la lista es bastante larga, partidos políticos incluidos, ONG´s, etc. Con esto quiero decir que a otros les parecerá mal las desgravación por las donaciones a esas instituciones, algunas de dudosa transparencia.
Jurar el cargo. Cada nuevo presidente del Gobierno o nuevo ministro repite “religiosamente” el mismo protocolo al tomar posesión de su cargo: prometer o jurar el acatamiento de las normas constitucionales y lealtad al Rey. Lo particular es que una Biblia y un crucifijo escoltan al ejemplar de la Constitución. ¿Un futuro ministro musulmán tendría también derecho a exigir el Corán, algo que no está en absoluto regulado?. Una cosa es la cooperación y otra es introducir los símbolos religiosos en este tipo de ceremonias. Aquí si que hay que recordar que vivimos en un Estado aconfesional por lo que no tiene sentido realzar actos institucionales con el protagonismo de símbolos religiosos de ningún tipo.
Las genuflexiones. Es un acto que expresa humildad ante una autoridad superior a nosotros mismos. Es antigua costumbre hacer genuflexión ante el Papa, los cardenales y ante un obispo en su propia diócesis. Este gesto manifiesta respeto y adhesión a quienes son pastores de la Iglesia de Jesucristo.
Estos gestos protocolarios de medio arrodillarse y besar la mano del Papa nos parecen fuera de lugar para los cargos políticos y los miembros de la familia real. Ellos representan al Estado, en ese momento deben dejar sus creencias religiosas al margen y tratar al Papa como a otro Jefe de Estado, más si cabe cuando remarcan esa condición para justificar ciertos comportamientos hacia él y que enojan bastante a la opinión pública (el gasto en la seguridad del Papa, por ejemplo).
El gasto de la JMJ y la ostentación. El balance gastos-ingresos de la JMJ es casi imposible de calcular y dependiendo de la fuente que se consulte suponen una ruina o un negocio redondo. Se ha criticado el uso de edificios públicos para alojar a los peregrinos, las ventajas en el uso del transporte público y sobretodo el gasto en montaje de infraestructuras y la seguridad del Papa. No tengo información fiable y no sé si la Organización de la JMJ ha pagado a los colegios, al IFEMA, al Ayuntamiento de Madrid, a la Comunidad de Madrid, a AENA, etc, pero sí ha cobrado a los peregrinos (han pagado un bono con alojamiento-manutención-transporte-etc) y los voluntarios, además de ofrecer su trabajo han dado aportaciones. Por otro lado las empresas colaboradoras han puesto la pasta y posteriormente se podrán desgravar esas cantidades como vimos antes. Que lejano está en el tiempo el día que Jesús echó a los mercaderes del templo, ahora son ellos quienes lo mantienen.
Se tendría que informar mejor sobre el flujo del dinero en este tipo de actos y procurar que una organización privada no haga negocio con dinero que viene de todos. De todas formas deberíamos exigir la misma claridad con otras cosas; celebraciones deportivas, visitas de otros Jefes de Estado, los dudosos tratos de favor a los clubes de fútbol,... Está claro que con nuestro dinero se hacen muchas cosas y en algunos casos, en función de nuestras preferencias, las justificamos o las criticamos.
Es indudable la publicidad de España que se puede hacer estos días, la influencia positiva o negativa se desconoce, lo que si ha quedado claro es la capacidad de organizar un acto de este tipo y es claro que puede tener un efecto positivo a la hora de seleccionar a Madrid para unas futuras olimpiadas. Por lo menos ahora tendremos el favor de Dios.
Después de todo este rollo que estoy soltando, lo que es indudable, es lo pornográfico de la ostentación de la Iglesia Católica en este tipo de actos y más en las circunstancias de crisis en las que nos encontramos ahora. Hay muchas cosas que se pueden discutir, pero hay que exigir coherencia entre lo que se predica y lo que se hace, porque esto viene a confirmar que la Jerarquía Eclesiástica vive fuera de la realidad y que la JMJ huele a autobombo y a gran campaña publicitaria. Todos sabemos que en los momentos de dificultad se echa mano de la fe, lo mágico y lo espiritual, tanto para justificar lo malo que nos pasa como para buscar la solución y también sabemos que los que están en el poder siempre han utilizado la religión para legitimar su posición y sus actos. La historia está llena de ejemplos. La religión y la humanidad no existirían la una sin la otra. En momentos de crisis, hacerse cura no es mala salida y el Papa se ha encargado de remarcar que hay falta de sacerdotes.
Finalizando el rollo. Hay que intentar ser objetivo, respetar a los demás, ser más sencillo, no dar la espalda a la realidad, pedir perdón, ser menos intransigente y hacer auto crítica. Todos tenemos que intentarlo pero aquellos a los que hemos dado la responsabilidad política o religiosa, con más razón.
Y no puedo acabar sin decir a algunos peregrinos, que daban gracias a Dios por la tormenta del sábado que sirvió para aplacar lo calores extremos que habían sufrido, que ese tipo de declaraciones son las que nos dejan perplejos a algunos, porque por la misma razón habría que darle las gracias por el derrumbe de la carpa y los heridos que hubo, incluso por el calor inhumano de estos días. Las tormentas en verano son normales, las ha habido antes del JMJ y las seguirá habiendo.
Y otra cosa más, hubiese sido más lógico que el Papa se hubiese quedado toda la noche con los jóvenes. Eso sí hubiese sido un ejemplo de humildad.