22 de abril de 2012

LOS VAGOS QUE NUNCA DAN LA CARA

Si buscáis “Rajoy vago” en Google aparecen 220.000 resultados en 0,07 segundos, que es el tiempo que tarda Don Mariano en salir huyendo de los periodistas.

Don Mire Ushhted tiene cierta fama de vago, de preparar poco sus discursos, de preferir ver el ver el futbol antes que ocuparse de las cosas importantes. También puede ser que vaya sobrado o que sea muy bueno delegando en sus colaboradores. Sea lo que sea le ha llevado a Presidente del Gobierno y yo confío en que los que llegan alto son siempre los mejores.

El otro día, de camino a casa desde el trabajo, escuchando las noticias en la radio (eso si que es valor y no ponerse delante de un toro), salgo de mi estado de “piloto automático” cuando oigo  las declaraciones del Sr. Beteta (Secretario de Estado de Administraciones Públicas) sobre no se qué de que se les va a acabar el cafelito y leer el periódico a los funcionarios. Y pensé… que coño vamos a hacer ahora durante siete horas y media¡¡¡

Como empleado público ya estoy un poco harto de que el concepto de vagos y poco eficientes vaya unido a nuestra condición.

Muchos de nosotros hemos demostrado nuestras capacidades de forma objetiva y las seguiremos demostrando si nos dejan, otros no pueden decir lo mismo aunque les voten en unas elecciones.

Lo que más tristeza me da de todo esto no es que un político me ponga a parir o me eche las culpa de todos los males, si no que la opinión pública aplauda este tipo de declaraciones y apoye las medidas consiguientes.

Muchos días me pregunto porque algunas personas se dedican a gestionar lo público si no creen en ello. Quizá sea porque cuanto más se privatice, cuantas más empresas hagan lo que haría un funcionario, más posibilidades tendrán de colocarse cuando acabe su mandato o más favores les deberán. El político siempre ha tenido miedo al funcionario, porque al contrario que él no se debe al aparato del partido, es independiente y al no tener miedo de que le echen puede tomar decisiones pensando en el interés general sin pensar en su propio beneficio.

Claro está, que las razones que se dan para privatizar los servicios públicos, son la eficiencia, la eficacia y el mayor ahorro, todo lo contrario que los funcionarios, que cobran mucho y no trabajan nada. Aunque son numerosos los ejemplos de políticos que han tomado decisiones que han supuesto un gran perjuicio para las arcas públicas. Todavía no he visto a ninguno de estos grandes estrategas dar la cara y pedir perdón por su ineptitud y por haber despilfarrado el dinero de todos en cosas inservibles. Hay que ver la que lían algunos para organizar un vino español y salir en la foto en las inauguraciones.

Con motivo de los recientes acontecimientos de la cacería de elefantes del Rey, resulta curioso la cantidad de políticos que han hecho declaraciones pidiéndole dar explicaciones, pedir perdón, etcétera. Es paradójico que el Rey no sea responsable de sus actos, según la Constitución. Creo que Iker Jiménez tiene preparado un programa especial para mostrar un hecho casi mágico y paranormal; “un político electo pidiendo perdón, haciéndose responsable de sus actos y dimitiendo”.

Los ciudadanos tampoco nos podemos ir de rositas, también somos responsables de haber permitido la proliferación de esta clase de políticos y de haber rebajado nuestro grado de exigencia y de tener un cierto grado de corporativismo social generalizado.